Lo sabés muy bien. Estos son tiempos especiales, en donde el desánimo y las caídas serán una constante. Son momentos en donde las dudas se adueñarán de la escena. Sé que no te dejarás vencer. No importa cuán duro pegue el desaliento, no perderás la fe. Confío, plenamente, en la fortaleza de tu espíritu. Estás ayudando a transformar la realidad. Sos un oasis de esperanza. Tu luz aporta paz y claridad. No te detengas, seguí alumbrando.
Te puedo ver a la distancia. Ese cálido resplandor, que atraviesa las tinieblas de la negatividad, proviene del centro de tu bello corazón. La llama, de tu fuego interno, tiene la particularidad de transmutar lo denso en destellos de ánimo. Sos un multiplicador de vibraciones positivas, es por eso que las sombras buscan opacar tu frecuencia poniendo piedras en tu camino. Desconocen que sabés volar, y que también podés usar los obstáculos como escalones para ir más alto.
Recuerdo que al asumir tu misión de vida decidiste, sabiamente, que palabras como potenciar, sumar y florecimiento, formarían parte de tu laboriosa tarea. No en vano me pediste que triplicáramos nuestras raciones de aliento y optimismo, ya que, llegado el momento, sería lo que más deberíamos sembrar.
Es un verdadero honor saber que somos compañeros de ruta. Gracias por Ser y por estar. Seguí resonando con la misma intensidad de siempre, para que otros se nutran de la confianza que emana de tu esencia y trasciendan sus temores. Estamos generando campos de consciencia por donde fluirá la gracia y el encanto de los planos cristalinos. No habrá tormenta que silencie nuestra voz, pues nos impulsa el coraje de reconocernos conectados a la Fuente, en donde todo es amor.
Algunos te llaman faro de luz, prefiero decirte hermano del alma. Ojalá puedas sentir, a través de estas palabras, cuánto valoro tu inagotable esfuerzo por ayudar a que más y más personas orienten sus dones y talentos al servicio de un mundo más armónico y humano. Amo tu osadía de reírtele, en la cara, a la adversidad y la desunión. No te detengas, seguí alumbrando. Julio A. Pagano
Te puedo ver a la distancia. Ese cálido resplandor, que atraviesa las tinieblas de la negatividad, proviene del centro de tu bello corazón. La llama, de tu fuego interno, tiene la particularidad de transmutar lo denso en destellos de ánimo. Sos un multiplicador de vibraciones positivas, es por eso que las sombras buscan opacar tu frecuencia poniendo piedras en tu camino. Desconocen que sabés volar, y que también podés usar los obstáculos como escalones para ir más alto.
Recuerdo que al asumir tu misión de vida decidiste, sabiamente, que palabras como potenciar, sumar y florecimiento, formarían parte de tu laboriosa tarea. No en vano me pediste que triplicáramos nuestras raciones de aliento y optimismo, ya que, llegado el momento, sería lo que más deberíamos sembrar.
Es un verdadero honor saber que somos compañeros de ruta. Gracias por Ser y por estar. Seguí resonando con la misma intensidad de siempre, para que otros se nutran de la confianza que emana de tu esencia y trasciendan sus temores. Estamos generando campos de consciencia por donde fluirá la gracia y el encanto de los planos cristalinos. No habrá tormenta que silencie nuestra voz, pues nos impulsa el coraje de reconocernos conectados a la Fuente, en donde todo es amor.
Algunos te llaman faro de luz, prefiero decirte hermano del alma. Ojalá puedas sentir, a través de estas palabras, cuánto valoro tu inagotable esfuerzo por ayudar a que más y más personas orienten sus dones y talentos al servicio de un mundo más armónico y humano. Amo tu osadía de reírtele, en la cara, a la adversidad y la desunión. No te detengas, seguí alumbrando. Julio A. Pagano
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Hola Julio: siempre llegas a mi vida en el momento mas oportuno. Que Dios te siga bendiciendo con su Sabiduria. Te amo. Consuelo
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